Recogimos a un tío bueno en la calle y le preguntamos si se follaría a una zorra delante de nuestra cámara por dinero. No se lo pensó dos veces y aceptó. Ya estaba empalmado en sus pantalones ajustados, así que le dijimos que la zorra era en realidad un tío. Dudó un poco, pero le dijimos que nuestra zorra aceptaría y haría todo lo que él quisiera. Así cerramos el trato.